¿Quién dijo que la relación de pareja es cosa fácil?

¿Quién dijo que la relación de pareja es cosa fácil?

Como toda relación humana, la  pareja se ve afectada por diversos conflictos y crisis que exigen que sus miembros se ajusten a las variadas situaciones que debe enfrentar esta relación, siempre dinámica y cambiante. 

Es conocido que muchos de los problemas que emergen en esta esfera de la vida nacen de las dificultades y carencias comunicativas, que se van acentuando con el tiempo y pueden llegar a alcanzar una dimensión seria. Es común observar que ninguno de sus miembros se da cuenta de esta situación de deterioro hasta que eventualmente estalla un conflicto de magnitud.

Todas las parejas, aunque tengan una relación muy sólida, son susceptibles de pasar por momentos de crisis. Habrá que afrontarlas, ya que forman parte del desarrollo normal de la relación. 

Existe un viejo refrán popular que dice: “de novios mieles, de casados hieles”. Y es que se tiende a idealizar el amor y la relación en los primeros años, las personas no toman en cuenta que la convivencia cambia de manera significativa el modo de vivir. Además, van apareciendo desacuerdos, conflictos y disputas originadas por las más diversas causas, desde los problemas propios inherentes a la pareja hasta la relación con las familias. Es cuando aparecen formas de reaccionar diferentes, y se proyectan con un “repertorio” de actitudes y respuestas que a veces difieren mucho de los habitualmente usados. Algo que resulta comprensible.

Existen falsas creencias y determinados mitos que me gustaría precisar. Estos son algunos ejemplos:

  • Nuestro amor se mantendrá para siempre con el paso del tiempo.
  • Mi pareja deberá ser capaz de anticipar mis pensamientos, sentimientos y necesidades.
  • Si me quiere de verdad se esforzará siempre por agradarme, por satisfacer mis deseos.
  • Amar significa no tener que estar nunca enfadado ni disgustado.
  • Amar significa querer estar siempre juntos.
  • Los intereses, objetivos y valores de cada uno serán siempre los mismos.
  • Mi pareja será siempre abierta, directa y honesta conmigo.
  • Como estamos enamorados, mi pareja me respetará, comprenderá y aceptará independientemente del tipo de conductas que yo tenga.
  • El grado de sexo, cariño y compromiso no debe disminuir nunca.
  • Debemos estar siempre de acuerdo en cualquier tipo de asunto.

Estas creencias poco objetivas pueden llevar a la desilusión, el desengaño, la frustración y la ira.  En fin, a una relación insatisfactoria. Por eso es importante relativizar, desdramatizar y clarificar estas ideas.

Llegados a este punto creo que debo precisar los problemas que provocan las desavenencias, veamos cuales son los más habituales divididos en dos categorías: los aspectos funcionales y los problemas de convivencia.

Los aspectos funcionales

En cuanto a los aspectos funcionales mencionaré primero el dedicar demasiado tiempo al trabajo, lo que presupone que si la pareja no encuentra un espacio de tiempo para el ocio, para inventar nuevas formas de diversión, para compartir sus experiencias, la relación se vuelve más vulnerable.

Otro elemento es el reparto de las tareas del hogar. La falta de implicación por una de las partes se traduce en poco apoyo hacia la otra. También están las diferencias en el estatus laboral, pues algunos hombres no suelen aceptar que su pareja tenga un nivel económico y profesional superior al suyo. Significativos resultan los temas económicos. Téngase en cuenta que no es tan importante cuánto dinero se tiene sino en qué se gasta, y si las dos personas están de acuerdo en cómo administrar su economía.

Las familias políticas, pueden convertirse en otro problema. Lo más frecuente es no saber poner límites a la familia de origen o mantener una relación descompensada con una de las familias, lo que puede originar graves desencuentros.

Por último los problemas de salud (físicos o mentales), las adicciones (drogas, alcohol, ludopatía, entre otros). Pese a su gravedad algunas enfermedades como la depresión, que pueden interferir en el mundo de relación, no suelen ser los determinantes más habituales de las rupturas. Pero con las adicciones no ocurre lo mismo, por ejemplo, el alcoholismo es hoy en día una causa frecuente de separación de la pareja y la destrucción de la familia.

Los problemas de convivencia

En cuanto a los problemas de convivencia propiamente dichos, estos aparecen en cualquier momento, pero a veces suelen ponerse de manifiesto de manera marcada en las vacaciones. Esa cercanía y permanencia es como una lente de aumento, pone todo en evidencia. 

Resulta muy importante la falta de comunicación, causa y efecto de una mala relación de pareja. La sexualidad es otra área polémica, pues las relaciones sexuales son la expresión de la intimidad, y pueden ser el origen de conflictos, y viceversa, los conflictos pueden llevar a dificultades sexuales, lo cual significa que una disfunción sexual puede ser la expresión de una relación negativa.

De gran impacto es la infidelidad, conlleva al sufrimiento y desgarramiento afectivo, con pérdida de la autoestima. El descubrimiento de que existe otra relación amorosa desencadena, casi inevitablemente, una crisis.

Otro fenómeno que incide es la violencia doméstica, más frecuente de lo que imaginamos. La violencia provoca graves situaciones familiares, y no siempre es expresada físicamente, con frecuencia se pone en evidencia como violencia o agresión psicológica. Y por supuesto otro elemento clave son las crisis vitales a lo largo de la propia historia de la pareja. 

Cuando la relación de pareja entra en crisis, se deben buscar todos los medios para salir de ella, hay que identificar el problema y proponerse soluciones. Todo depende, en primer lugar, de si ambos miembros desean mantener la relación y si aún existen motivaciones para desear salvarla. De ser así es muy probable que se resuelvan las diferencias y problemas que impiden a la pareja proseguir la vida en común y se consiga una convivencia más positiva, mutuamente satisfactoria y reforzante.