¿Qué es la Espondilitis Anquilosante?

¿Qué es la Espondilitis Anquilosante?

Descripción general

La Espondilitis Anquilosante es una enfermedad crónica que se caracteriza principalmente por la inflamación de una o varias de las vértebras de la columna vertebral. Con el tiempo, dichas vértebras terminan soldándose entre sí, volviéndose rígida la columna, provocando dolor y limitando la movilidad del cuerpo

Este tipo de Espondilitis produce, además, inflamación en otras articulaciones del cuerpo, como las de la cadera y las rodillas.

Causas

La espondilitis anquilosante no tiene una causa específica conocida, aunque los factores genéticos parecen estar implicados. En particular, las personas que tienen un gen llamado HLA-B27 tienen un riesgo mucho mayor de sufrir Espondilitis Anquilosante. Sin embargo, solo algunas personas con el gen tienen la afección.

Factores de riesgo

  • El sexo: Los hombres tienen mayor probabilidad de desarrollar Espondilitis Anquilosante que las mujeres.
  • La edad: Su aparición por lo general se da al final de la adolescencia o en la adultez temprana.
  • La herencia: La mayoría de las personas que tienen Espondilitis Anquilosante tiene el gen HLA-B27. Pero muchas personas que tienen este gen nunca desarrollan esta enfermedad.

¿En qué se diferencian hombres y mujeres en sus presentaciones?

Las manifestaciones clínicas de la Espondilitis Anquilosante suelen comenzar al final de la adolescencia o al principio de la edad adulta, las manifestaciones que ocurren después de los 45 años es poco común, Ocurre más comúnmente en hombres que en mujeres.

Se presentan con quejas de dolor lumbar con rigidez matutina prolongada y, a menudo, rigidez nocturna. Esta rigidez mejora con el movimiento y el ejercicio. El dolor de glúteos puede alternar inicialmente de un lado a otro antes volviéndose persistente. El examen físico revela sensibilidad en la articulación sacroilíaca, disminución de la movilidad espinal y a veces reducción de la expansión del tórax debido a la afectación de la articulación costovertebral.

La Espondilitis Anquilosante suele ser más difícil de diagnosticar temprano en las mujeres como resultado de características clínicas menos pronunciadas, presentaciones atípicas (artritis periférica, enfermedad de la columna cervical) y posiblemente un desarrollo más lento de cambios radiográficos.

Un paciente menor de 40 a 50 años con tres de cuatro de los siguientes criterios tiene una alta probabilidad de tener dolor de espalda inflamatorio:

1. Rigidez matutina de al menos 30 minutos.

2. Mejora del dolor de la espalda con el ejercicio pero no con el descanso.

3. Despertar debido al dolor de espalda durante la segunda mitad de la noche solamente.

4. Dolor de glúteos alternante.

Síntomas

Los primeros signos y síntomas de la Espondilitis Anquilosante pueden incluir dolor y rigidez en la espalda lumbar y las caderas, en particular por la mañana y después de períodos de inactividad. El dolor y la fatiga en el cuello también son comunes. Con el tiempo, los síntomas pueden empeorar, mejorar o detenerse a intervalos irregulares.

Las áreas que más se afectan son las siguientes:

  • La articulación entre la base de la columna vertebral y la pelvis.
  • Las vértebras de la espalda lumbar.
  • Los lugares donde los tendones y ligamentos se unen a los huesos, principalmente en la columna vertebral, pero a veces a lo largo de la parte posterior del talón.
  • El cartílago entre el esternón y las costillas.
  • Las articulaciones de la cadera y los hombros.

Diagnóstico

Durante el examen físico, el médico te pedirá que te dobles en diferentes direcciones para examinar el rango de movimiento de tu columna. Tal vez intente reproducir el dolor que sueles sentir presionando partes puntuales de tu pelvis o moviendo tus piernas para hacerte adoptar una determinada posición. Además, el médico podría pedirte que respires hondo para ver si tienes problemas para expandir el tórax.

Pruebas de diagnóstico por imágenes

A través de radiografías, el médico puede verificar si hay cambios en las articulaciones y los huesos, aunque los signos visibles de la Espondiloartritis Anquilosante puede no ser evidentes al comienzo de la enfermedad.


*Foto: Espondilitis Anquilosante. Rx Anteroposterior (AP) (a) y lateral (b) de columna lumbar. Formación de sindesmofitos con el aspecto en columna en "caña de bambú" (cabezas de flecha). Los sindesmofitos presentan orientación vertical (flechas) que lo diferencia de los osteofitos degenerativos que son de tipo horizontal.

*Foto tomada por:

Ángel Quispe-Mauricio

Hospital Universitario Infanta Elena, Madrid, España.  (Radiología) 

La resonancia magnética (RM) utiliza ondas de radio y un potente campo magnético para producir imágenes más detalladas de los huesos y los tejidos blandos. Las exploraciones por RM pueden revelar evidencia de Espondiloartritis Anquilosante más temprano en el proceso de la enfermedad, pero son mucho más costosas.


*Foto: Espondilitis Anquilosante.  Resonancia magnética (RM) sagital de columna dorsolumbar en secuencias T1 (a) y T2 (b). Se ve el "signo de Romanus", que se traduce como lesiones en las esquinas de las placas terminales de las vértebras, que son hipointensas en T1 (flechas) e hiperintensas en T2 (cabezas de flechas). Hallazgos compatibles con la fase aguda de la enfermedad. 

*Foto tomada por:

Ángel Quispe-Mauricio

Hospital Universitario Infanta Elena, Madrid, España.  (Radiología) 

No existen análisis de laboratorio específicos para identificar la Espondilitis Anquilosante. Ciertos análisis de sangre pueden detectar la presencia de marcadores de inflamación, pero la inflamación puede ser causada por muchos problemas de salud diferentes.

Tu sangre puede ser analizada para detectar el gen HLA-B27. Pero la mayoría de las personas que tienen ese gen no tienen Espondilitis Anquilosante, y puedes tener la enfermedad sin tener el gen.

Los niveles de IgA con frecuencia están elevados en pacientes con esta enfermedad y desarrollan una nefropatía por IgA.

Complicaciones

Cuando hay Espondiloartritis Anquilosante, se forma hueso nuevo como parte del intento del organismo por curarse. Este nuevo hueso va formando un puente que cierra la brecha entre las vértebras, y eventualmente fusiona secciones de una y otra vértebra. Esas partes de la columna vertebral se vuelven rígidas e inflexibles. La fusión también puede agarrotar tu caja torácica y restringir tu capacidad y función pulmonares.

  • Insuficiencia aórtica (3 a 10%), aortitis ascendente y otras manifestaciones cardíacas, como conducción anomalías (3% a 9%), disfunción diastólica, pericarditis y cardiopatía isquémica.
  • Neurológico: subluxación atlantoaxial (C1 a C2) (2%), síndrome de cola de caballo por aracnoiditis espinal, fracturas traumáticas de la columna con mielopatía (C5 a C6) y de (C6 a C7 más comúnmente), osificación de la región posterior, ligamento longitudinal con estenosis espinal.
  • Riñón: amiloidosis secundaria, nefropatía por inmunoglobulina A (IgA), prostatitis crónica.
  • Columna vertebral: fractura cervical, estenosis espinal, osteoporosis espinal significativa. Durante las primeras etapas de la Espondiloartritis Anquilosante, en algunas personas, los huesos se afinan. Las vértebras debilitadas pueden colapsar, lo que aumenta la intensidad de tu postura encorvada. Las fracturas vertebrales pueden ejercer presión y tal vez dañar la médula espinal y los nervios que pasan por la columna vertebral.
  • Pulmonar: fibrosis del lóbulo superior, cambios restrictivos.
  • Ocular: uveítis anterior aguda (25 a 30% de los pacientes).  Es una de las complicaciones más frecuentes de la Espondiloartritis Anquilosante y puede causar la aparición rápida de dolor en los ojos, sensibilidad a la luz y visión borrosa. Si presentas estos síntomas, consulta con tu médico de inmediato.
  • Nefropatía (IgA), nefrolitiasis.
  • Discitis o espondilodiscitis (lesiones de Andersson).

¿Qué medicamentos son útiles en el tratamiento de la Espondilitis Anquilosante?

Aunque no existe cura para la Espondilitis Anquilosante, la mayoría de los pacientes pueden tratarse controlando los síntomas inflamatorios y participar en un programa de ejercicios para minimizar la deformidad y la discapacidad. Las siguientes modalidades son útiles:

Indometacina: Es el antiinflamatorios no esteroides (AINE) más utilizado para la Espondilitis Anquilosante. Otros (AINE) también pueden ser beneficiosos y la elección está equilibrada por la tolerancia y la eficacia. El uso continuo de (AINE) se ha asociado con una Disminución de la progresión radiográfica. Se pueden agregar analgésicos simples para un alivio adicional del dolor, pero no deben utilizarse como terapia primaria.

El tratamiento semanal con dosis bajas de metotrexato puede beneficiar a los pacientes con afectación prominente de las articulaciones periféricas.


Terapia anti-TNF: Estos agentes son muy eficaces para reducir el componente inflamatorio de la Espondilitis Anquilosante.

incluyendo movilidad espinal, función, sinovitis periférica, entesitis y uveítis mientras mejora la calidad de vida.

Terapias anti-IL-17 y ustekinumab es prometedor.


Corticoesteroides: Los corticosteroides orales no tienen valor en el tratamiento de los aspectos musculoesqueléticos de spA.

Las inyecciones locales de corticosteroides son útiles en el tratamiento de entesopatías, sinovitis periférica y sacroileítis recalcitrante.


Otros tratamientos: Los bisfosfonatos y el reemplazo de calcio/vitamina D deben considerarse en la Espondilitis Anquilosante, en pacientes con osteoporosis secundaria a su enfermedad inflamatoria. La uveítis anterior generalmente se puede tratar con dilatación de la pupila y colirio con corticosteroides. En casos resistentes, un agente anti-TNF-α (que no sea etanercept) se puede utilizar para controlar la uveítis. Deben tratarse los factores de riesgo cardiovascular.

¿Cuándo está indicada la cirugía en Espondilitis Anquilosante?

La artroplastia total de cadera está indicada en casos de dolor intenso y limitación del movimiento. Bisfosfonatos y Los AINE pueden usarse durante 3 meses después de la cirugía para prevenir calcificaciones posoperatorias alrededor de la prótesis.

La osteotomía en cuña vertebral para corregir deformidades cifóticas graves en algunos pacientes puede estar justificada, pero conlleva el riesgo de daño neurológico operatorio. Las manifestaciones cardíacas de la Espondilitis Anquilosante pueden requerir el reemplazo de la válvula aórtica o inserción de marcapasos.

Conclusión

Se realiza revisión y actualización de la enfermedad Espondilitis Anquilosantes con el objetivo de recordar al profesional en salud las características clínicas y radiográficas de esta patología con el fin de dar tratamiento oportuno, evitar complicaciones extra articulares y la progresión radiográfica de la enfermedad, así como explorar en todo paciente menor de 40 años con dolor lumbar con características inflamatorias  que se asocie con rigidez matutina que mejora con el ejercicio pero no en reposo. Esta enfermedad es poco común pero afecta la calidad de vida de los pacientes.