Control del estrés y la ansiedad ante la pandemia por el Covid 19

¿Qué es el estrés?
Las personas tienden a definir el estrés como manifestaciones emocionales asociadas a: miedo, ansiedad y depresión o fisiológicas como la taquicardia y la sudoración.
Situaciones difíciles de la vida estresores agudos o cotidianos.
Como formas de responder ante sucesos de la vida que son complejos o pueden constituir una amenaza.
Esto ha dado lugar a diferentes enfoques en el abordaje del estrés: el enfoque psico-biológico, el sociológico y el llamado enfoque transaccional que tiende a concebir el estrés en una relación interactiva entre la persona y su entorno (laboral, familiar, social, etc).
Todavía, se sigue confundiendo al estrés con los estresores; el estrés es una disfunción en el sentido del rompimiento del equilibrio funcional y puede expresarse a nivel psíquico, fisiológico y social.
Así, la pandemia del coronavirus se convierte en un estresor social de gran intensidad, además de sus expresiones personales a nivel psíquico y fisiológico.
En el estrés, hay que considerar la función perceptual de equilibrio entre demandas y capacidades, significando ello que cuando hay mayor equilibrio entre las demandas y las capacidades de afrontamiento percibidas, la persona es menos vulnerable a estresarse, por consiguiente:
- A mayor equilibrio, menor posibilidad de estresarse.
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A menor equilibrio (mientras más grande es el desequilibrio), mayor posibilidad de estresarse.
Los modernos enfoques transaccionales del estrés tienden hoy en día a definirlo como “un proceso de interacción entre individuo y entorno, que se produce cuando el sujeto evalúa situaciones de la vida como amenazantes o desbordantes de sus recursos, y que puede poner en peligro su bienestar”.
Este proceso se fija o expresa en determinadas emociones y respuestas del organismo, en dependencia de varios factores, y en especial, de los recursos y estrategias personales del individuo para afrontarlas.
Estas orientaciones globales ante la vida permiten vivirla a plenitud, con sentimientos de competencia y orientación productiva, protegen contra las repercusiones negativas de los acontecimientos estresantes y contra las enfermedades, están presentes en las características salutogénicas de los individuos, en la llamada “resiliencia” personal, expresada como resistencia ante la adversidad.
El estrés es dañino cuando:
- La activación del sistema nervioso asociada es excesiva o crónica y se hace difícil su control.
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Favorece producción continua de sustancias cortisol y otras que deprimen el sistema inmunológico.
El exceso de la hormona cortisol nos afecta de la siguiente manera:
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Genera emociones negativas que aumentan vulnerabilidad a enfermar.
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Desarrolla patrones conductuales o estilos cognitivos que incrementan factores de riesgo tales como el tabaquismo, alcoholismo entre otros.
¿Cuáles son las posibles fuentes de estrés?
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Problemas en el trabajo.
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Problemas en el hogar.
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Problemas de salud.
En el caso de la pandemia por coronavirus, además de muchas de las fuentes anteriores, hay que considerar especialmente la alta complejidad de la labor que se desempeña, el peligro de contagio, el aislamiento en general y en especial de la familia y allegados, así como su muerte. El agotamiento físico y mental que puede acumularse en un corto período de tiempo.
Estresores durante la cuarentena
El impacto de la pandemia es amplio, sustancial y puede ser duradero. Por lo que algunos estudios realizados en diferentes países han puesto en evidencia estresores específicos asociados a la pandemia durante el período de cuarentena:
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La cuarentena muy larga puede generar trastornos de salud mental, pero los efectos psicológicos de no aplicarla y permitir que la enfermedad se propague pueden ser peores.
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Dificultad percibida de cumplir con los protocolos de cuarentena, que deben estar bien claros.
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Miedo a la infección o a síntomas físicos potencialmente relacionados con la infección, especialmente las mujeres embarazadas o con niños pequeños.
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Frustración y aburrimiento, por confinamiento, pérdida de rutinas habituales y del contacto social y físico reducido.
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Problemas en adquirir alimentos y recursos básicos.
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No disponer de información adecuada, con mayor probabilidad cuando hay insuficiente coordinación entre niveles y canales comunicacionales.
Estresores identificados; período post-cuarentena
Financieros o económicos asociados a interrupción de actividades profesionales si no hay planificación, con emociones más probables de ira y angustia.
Estigmatización, que puede continuar después de la contención del brote y adoptar diversas modalidades como: evitación, trato con miedo y excesivo alejamiento, comentarios críticos, entre otros. Siendo más frecuente el rechazo de vecinos, amigos y algunas personas allegadas.
Es necesario el control del estrés, porque:
- Incrementa el riesgo de enfermar.
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Puede afectar la atención, la memoria y otros procesos cognoscitivos.
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Altera la capacidad de organización.
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Incrementa la frecuencia de errores.
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Puede afectar el control de impulsos.
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Deteriora la autoestima.
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Puede generar conflictos con los demás, dificultades en las relaciones inter-personales.
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Propicia la disminución del interés y las ilusiones.
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Altera patrones de sueño y descanso.
Pasos generales para el control del estrés
Movilización: Tomar conciencia de que “algo debe hacerse”...
Auto-Conocimiento: Adquirir información sobre los estresores específicos que influye en cada uno y sobre las capacidades personales para enfrentarlos.
Entrar en acción: Iniciar la implementación de un “plan” anti-estrés, emprender acciones ante los estresores, valorando con precisión cuándo y cómo actuar practicar acciones para su control.
Recomendaciones generales para el control del estrés
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Enfocar pensamientos positivamente.
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Meditar, en cualquier variante.
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Expresar o canalizar adecuadamente las emociones.
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Entrenarse en alguna técnica de relajación o respiratoria.
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Organizar prioridades de las tareas cotidianas, ajustar las exigencias.
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No abrumarse con sobreinformación.
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Tomar pausas en el trabajo, distraerse con algo que entretenga o guste.
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Tomar mucha agua, revisarla dieta, no tomar por gusto psicofármacos.
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Practicar ejercicios físicos, no tiene que ser en un gimnasio.
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Puede ser útil una mascota, valorarlo si se tienen condiciones en el hogar.
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Practicar algún juego o pasatiempo.
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Entablar contacto con la naturaleza, pasear por espacios abiertos siempre que sea posible.
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Cuidar el cuerpo, sin exageraciones.
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Expresar confidencias a un amigo, pedirle consejos a una persona de confianza.
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Aprender a defender derechos propios respetando los de los demás (asertividad).
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Aprender a pedir y brindar ayuda, el apoyo social es una importante herramienta.
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Intentar ayudar a otros a prevenir o recuperarse del estrés, el desgaste o una enfermedad.
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Dedicarse un tiempo a sí mismo, reflexionar sobre el sendero y el sentido de la vida.
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Si lo considera imprescindible, consulte a un especialista.
Musicoterapia asociada a relajación y visualización creativa
Puede ser especialmente útil la combinación de la relajación, la visualización creativa y la musicoterapia. La práctica de estas estrategias puede acompañarse con música y textos que sean metafóricos.
De hecho, la musicoterapia brinda efectos positivos demostrados para el bienestar y la salud normalización de energía muscular, normalización de frecuencia cardíaca y tensión arterial, cambios en estado de ánimo, mejoría de autoestima. Mantener la calma ante situaciones de pánico, para incrementar procesos cognoscitivos (especialmente razonamiento e inteligencia espacial), para mejorar el desempeño en trabajadores de la salud y hasta para aumentar la productividad de trabajadores.
Evitando el estrés, cuidas de tú salud. Empieza ya...
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