El Alzheimer, la principal causa de demencia

¿Cuál es la diferencia entre Alzheimer y demencia?
Se trata de dos conceptos distintos, aunque estrechamente relacionados, porque el Alzheimer es la principal causa de demencia.
¿Qué es el Alzheimer?
El Alzheimer es una larga enfermedad cerebral producida por cambios patológicos que van alterando el funcionamiento de las neuronas. Durante muchos años no da síntomas, porque el cerebro tiene cierta capacidad para ir compensando estas alteraciones. Pero llega un momento en que ya no lo puede ocultar más, y es cuando empiezan a aparecer los indicios de deterioro cognitivo, normalmente con los problemas de memoria, que terminarán en una demencia.
¿Y qué es una demencia?
Una demencia es un conjunto de signos y síntomas producidos por una alteración cerebral que provoca la pérdida de capacidades cognitivas de la persona afectada. Normalmente junto con alteraciones del estado de ánimo y de la conducta, lo que impide que la persona pueda llevar a cabo independientemente sus actividades cotidianas. Por tanto, conlleva una pérdida de autonomía y la consecuente dependencia de terceras personas.
El Alzheimer, por las alteraciones cerebrales que conlleva, es la principal causa de demencia, pero no es la única. La segunda causa más frecuente tiene que ver con alteraciones vasculares cerebrales, de la circulación sanguínea cerebral, dando lugar a otro tipo de demencia: la demencia vascular. Otras enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad por cuerpos de Lewy, o alteraciones metabólicas, como las producidas por el alcoholismo crónico, incluso otros tipos de enfermedades, también pueden ser causa de una demencia.
Se calcula que 1 de cada de 10 personas mayores de 65 años padece algún tipo de demencia y, aproximadamente, un 75% de los casos es debida a la enfermedad de Alzheimer.
“El abuelo tiene demencia senil”
Es una frase que probablemente hemos oído muchas veces. Es cierto que el envejecimiento tiene un cierto impacto en algunas funciones cognitivas, pudiendo resultar más difícil recuperar alguna información de la memoria, necesitando más tiempo para hacer algunas cosas, o mostrando menor flexibilidad, haciéndose más difícil adaptarse a según qué cambios. No obstante, el envejecimiento no es causa de demencia.
Hay muchas personas que llegan a edades muy avanzadas con sus capacidades cognitivas casi intactas. La demencia senil, como tal, no existe. Es un término que se solía emplear con frecuencia cuando no se tenía tanto conocimiento acerca de los distintos tipos de demencia y sus causas, añadido a que la mayoría de demencias aparecen en edades avanzadas. Sabiendo hoy en día que la enfermedad de Alzheimer es la causa más frecuente de demencia, es muy probable que muchos de los casos que se atribuyeron erróneamente a “demencia senil”, fueran, en realidad, demencia por Alzheimer.
Cuando una persona presenta demencia, sea a la edad que sea, es porque algo la está causando, pero no es una consecuencia del envejecimiento.
¿Cómo el Alzheimer afecta el cerebro?
Los cambios que se producen en el cerebro comienzan a nivel microscópico mucho antes de los primeros síntomas de pérdida de memoria. El cerebro tiene 100 mil millones de células nerviosas (neuronas). Cada célula nerviosa se conecta con muchas otras para formar redes de comunicación. Además de las células nerviosas, el cerebro incluye células especializadas para apoyar y nutrir a otras células. Los grupos de células nerviosas tienen trabajos especiales. Algunos participan en el pensamiento, el aprendizaje y la memoria. Otros nos ayudan a ver, oír y oler. Otros ordenan a nuestros músculos cuándo moverse.
Las células del cerebro funcionan como pequeñas fábricas. Ellas reciben suministros, generan energía, construyen equipos y se deshacen de los residuos. Las células también procesan y almacenan información y se comunican con otras células. Mantener todo funcionando requiere coordinación, así como grandes cantidades de combustible y oxígeno. Los científicos creen que la enfermedad de Alzheimer impide que algunas partes de la fábrica de una célula no funcionen bien. No están seguros dónde empiezan los problemas. Pero, al igual que una verdadera fábrica, los atascos y las averías en un sistema causan problemas en otras áreas. A medida que se extiende el daño, las células pierden su capacidad de hacer sus trabajos y, eventualmente, mueren.
El cerebro de las personas con el Alzheimer tiene una gran cantidad de placas y enredos. Las placas son depósitos de un fragmento de proteína llamado beta amiloide que se acumula en los espacios ubicados entre las células nerviosas. Los enredos son fibras retorcidas de otra proteína llamada tau que se acumula dentro de las células. Aunque los estudios de autopsias muestran que la mayoría de las personas desarrollan algunas placas y enredos a medida que envejecen, las personas con Alzheimer tienden a desarrollar muchos más. Para personas que padecen esta enfermedad, las placas y los enredos tienden a desarrollarse en un patrón predecible, a partir de las áreas importantes para la memoria, antes de extenderse a otras regiones.
Los científicos no saben exactamente qué rol cumplen las placas y los enredos en esta enfermedad. La mayoría de los expertos cree que desactivan o bloquean la comunicación entre las células nerviosas e interrumpen los procesos que las células necesitan para sobrevivir.
La destrucción y la muerte de las células nerviosas provocan fallas en la memoria, cambios en la personalidad, problemas para llevar a cabo las actividades diarias y otros síntomas de la enfermedad de Alzheimer.
De acuerdo a lo antes mencionado podemos concluir que los investigadores que tratan de entender la causa de esta enfermedad se centran en el papel de dos proteínas:
- Placas amiloides: El beta amiloide es un fragmento de una proteína más grande. Cuando estos fragmentos se agrupan, parecen tener un efecto tóxico en las neuronas e interrumpen la comunicación entre células. Estos grupos forman depósitos más grandes llamados placas amiloides, que también incluyen otros desechos celulares.
- Ovillos neurofibrilares: Las proteínas tau juegan un papel en el sistema interno de apoyo y transporte de una neurona para transportar nutrientes y otros materiales esenciales. En la enfermedad de Alzheimer, las proteínas tau cambian de forma y se organizan en estructuras llamadas ovillos neurofibrilares. Los ovillos interrumpen el sistema de transporte y son tóxicos para las neuronas.
Síntomas y signos
La pérdida de memoria es un síntoma clave de la enfermedad de Alzheimer. Los primeros signos incluyen dificultad para recordar eventos o conversaciones recientes. A medida que la enfermedad avanza, los problemas de memoria empeoran y se desarrollan otros síntomas.
Al principio, una persona con la enfermedad puede ser consciente de que tiene dificultades para recordar las cosas y organizar los pensamientos. Es más probable que un familiar o un amigo note cómo empeoran los síntomas.
Memoria
Todo el mundo tiene lagunas mentales ocasionales, pero la pérdida de la memoria asociada con esta enfermedad persiste, empeora y afecta la capacidad para desempeñarse en el trabajo y en el hogar.
Las personas con enfermedad de Alzheimer pueden exhibir las siguientes conductas:
- Repetir afirmaciones y preguntas una y otra vez.
- Olvidarse de conversaciones, citas o eventos, y no recordarlos después.
- Colocar sistemáticamente objetos personales en el lugar equivocado, a menudo en lugares absurdos.
- Perderse en lugares que ya conocen.
- Finalmente, olvidarse de los nombres de familiares y objetos de uso cotidiano.
- Tener problemas para identificar objetos con las palabras correctas, expresar pensamientos o participar en conversaciones.
El pensamiento y el razonamiento
Esta enfermedad causa problemas para concentrarse y pensar, en especial sobre conceptos abstractos, como los números.
Realizar múltiples tareas a la vez también resulta particularmente difícil, y controlar las finanzas, poner al día las cuentas y pagar las facturas en forma puntual son tareas que pueden plantear un desafío. No pueden reconocer y manejar los números.
Hacer valoraciones y tomar decisiones
Hay un deterioro en la capacidad de tomar decisiones y juicios razonables en situaciones cotidianas. Por ejemplo, una persona puede tomar elecciones malas o inusuales en las interacciones sociales o usar ropa inapropiada para el clima. Puede ser más difícil responder de manera eficaz a los problemas de todos los días, como si se quema la comida, o si tiene que enfrentarse una situación imprevista mientras conduce.
Planificar y realizar actividades familiares
A medida que la enfermedad empeora, las actividades que, en algún momento, fueron parte de la rutina y que requerían el seguimiento de pasos secuenciales, como planear y elaborar una comida o jugar un juego favorito, se transforman en una dificultad. Con el tiempo, las personas con la enfermedad de Alzheimer avanzada a menudo se olvidan de cómo hacer tareas básicas, como vestirse y bañarse.
Cambios en la personalidad y en la conducta
Los cambios cerebrales que se producen pueden afectar el estado de ánimo y el comportamiento. Los problemas pueden incluir los siguientes:
- Depresión.
- Apatía.
- Aislamiento social.
- Cambios de humor.
- Desconfianza en los demás.
- Irritabilidad y agresividad.
- Cambios en los patrones de sueño.
- Desorientación.
- Delirios, como creer que te robaron.
¿Cuándo consultar a un médico?
Si estás preocupado por las habilidades de razonamiento, pérdida de la memoria u otros síntomas de demencia, que observas en un familiar o amigo, habla acerca de tus preocupaciones y pídele que vayan juntos a una consulta con el médico.
Factores de riesgo
Edad
La edad avanzada es el factor de riesgo que más incide en la enfermedad de Alzheimer. Y no es parte del envejecimiento normal, pero a medida que uno envejece la probabilidad de padecer esta enfermedad aumenta.
Antecedentes familiares y genética
El riesgo de desarrollar la enfermedad es un poco más alto si un familiar de primer grado (padre o hermano) la padece. Todavía se desconoce la mayoría de los mecanismos genéticos de la enfermedad de Alzheimer entre el grupo familiar y es probable que los factores genéticos sean complejos.
Un factor genético estudiado es una forma del gen apolipoproteína E (APOE). Una variación del gen APOE E4 aumenta el riesgo de padecerla. Aproximadamente del 25 al 30 % de la población lleva un alelo APOE E4, pero no todas las personas con esta variación del gen desarrollan la enfermedad.
Síndrome de Down
Muchas personas con síndrome de Down desarrollan la enfermedad. Esto probablemente está relacionado con tener tres copias del cromosoma 21 y posteriormente tres copias del gen para la proteína que conduce a la creación de beta-amiloide. Los signos y los síntomas suelen aparecer entre 10 y 20 años antes en las personas con síndrome de Down, que en las personas de la población general.
Sexo
Parece haber poca diferencia en el riesgo entre hombres y mujeres, pero, en general, hay más mujeres que padecen la enfermedad ya que suelen vivir más que los hombres.
Traumatismo craneal
Las personas que han sufrido un traumatismo craneal grave corren más riesgo de desarrollar la enfermedad. Varios estudios de gran envergadura hallaron que en personas de 50 años o más que tuvieron una lesión cerebral traumática, el riesgo de padecer demencia o enfermedad de Alzheimer es mayor. El riesgo aumenta en personas con lesiones cerebrales traumáticas múltiples y de mayor gravedad. Algunos estudios indican que el riesgo puede ser mayor dentro de los primeros seis meses a dos años después de la lesión cerebral traumática.
Consumo excesivo de alcohol
Patrones de sueño deficientes
Según las investigaciones, los patrones de sueño deficientes, como la dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido, están asociados a un mayor riesgo de padecer la enfermedad.
Diagnóstico de demencia de Alzheimer
Para diagnosticar demencia de Alzheimer, el médico de cabecera, un médico capacitado en trastornos cerebrales (Neurólogo) o un médico capacitado para tratar a adultos mayores (Geriatra) revisarán tu historia clínica, tus antecedentes farmacológicos y tus síntomas. El médico también realizará varias pruebas.
Durante tu consulta, el médico evaluará:
- Si presentas deterioro de las habilidades de memoria y razonamiento (cognitivas).
- Si presentas cambios de conducta o personalidad.
- El grado de deterioro de la memoria y el razonamiento o cambios en ellos.
- La manera en la que los problemas de razonamiento afectan tu capacidad de desenvolverte en la vida diaria.
Estas pruebas ayudan a los médicos a determinar si tienes demencia y si puedes realizar tareas diarias de manera segura, como conducir y administrar tus finanzas. Ofrecen información acerca de lo que todavía puedes hacer y también acerca de lo que podrías haber perdido. Estas pruebas también pueden determinar si es posible que la depresión esté causando tus síntomas.
Esta serie de evaluaciones clínicas, la exploración física y el marco (la edad y la duración de los síntomas progresivos) suelen proporcionarles a los médicos información suficiente para hacer un diagnóstico de demencia de Alzheimer. Sin embargo, cuando el diagnóstico no es claro, es posible que los médicos necesiten solicitar pruebas adicionales.
Pruebas de diagnóstico por imágenes del cerebro. Estas pueden ayudar a:
- Descartar otras causas, como hemorragias, tumores cerebrales o accidentes cerebrovasculares.
- Distinguir distintos tipos de enfermedades cerebrales degenerativas
Establecer un nivel de referencia sobre el grado de degeneración
Las tecnologías de pruebas por imágenes del cerebro que se utilizan con más frecuencia son:
- Imágenes por resonancia magnética (RM). Una RM utiliza ondas de radio poderosas e imanes para crear una imagen detallada del cerebro.
- Tomografía axial computarizada (TAC). Una TAC utiliza rayos X para obtener imágenes transversales del cerebro.
- Tomografía por emisión de positrones (TEP). Una TEP utiliza una sustancia radioactiva conocida como marcador radioactivo para detectar sustancias en el cuerpo. Existen diferentes tipos de TEP. La TEP más común es la TEP con fluorodeoxiglucosa (FDG), que puede identificar regiones cerebrales con un metabolismo de la glucosa disminuido. El patrón de cambios en el metabolismo sirve para distinguir distintos tipos de enfermedades cerebrales degenerativas.
- Recientemente se han desarrollado TEP que detectan grupos de proteínas amiloides (placas), que están asociadas con la demencia de Alzheimer, pero este tipo de TEP se utiliza típicamente en el ámbito de la investigación.
Los científicos están investigando varios marcadores de enfermedades y pruebas de diagnóstico, como genes, proteínas relacionadas con enfermedades y procedimientos de imágenes, que podrían indicar de forma precisa y confiable si tienes demencia de Alzheimer y qué tan avanzada está la enfermedad. Sin embargo, se necesita más investigación sobre estas pruebas.
Beneficios de un diagnóstico temprano
Es comprensible que no quieras ir al médico si tú o un familiar tienen problemas de memoria. Algunas personas, o sus familiares, ocultan sus síntomas. Es comprensible dado que la demencia de Alzheimer está relacionada con pérdidas, como la pérdida de la independencia, privilegios de conducir y la pérdida de la identidad.
Muchas personas se pueden preguntar cuál es el sentido de tener un diagnóstico si no hay cura para la enfermedad.
Es cierto que los médicos no pueden ofrecer una cura para la demencia de Alzheimer y otras enfermedades relacionadas. Pero el diagnóstico temprano puede ser beneficioso. Saber lo que puedes hacer es tan importante como saber lo que no puedes hacer. Si una persona tiene una enfermedad tratable que le está generando deterioro cognitivo o le está complicando el deterioro cognitivo de alguna manera, los médicos pueden iniciar tratamientos.
Además, los médicos pueden enseñarles a ti y a las personas responsables de tu cuidado estrategias para mejorar tu entorno de vida, establecer rutinas, planificar actividades y controlar los cambios en las habilidades para minimizar el efecto de la enfermedad en tu vida diaria.
Complicaciones
La pérdida de la memoria, lenguaje, el deterioro del juicio y otros cambios cognitivos causados por esta enfermedad pueden complicar el tratamiento de otras. La persona que la padece posiblemente, no pueda hacer lo siguiente:
- Expresar que siente dolor.
- Informar síntomas de otra enfermedad.
- Seguir un plan de tratamiento indicado.
- Informar efectos secundarios de los medicamentos.
A medida que la enfermedad de Alzheimer avanza hacia las últimas etapas, los cambios en el cerebro comienzan a afectar las funciones físicas, como tragar, mantener el equilibrio y el control del intestino y de la vejiga. Estos efectos pueden aumentar la vulnerabilidad frente a otros problemas de salud, como los siguientes:
- Inhalación de alimentos sólidos o líquidos hacia los pulmones (broncoaspiración).
- Gripe, neumonía y otras infecciones.
- Caídas.
- Fracturas.
- Escaras.
- Malnutrición y deshidratación.
- Estreñimiento o diarrea.
- Problemas dentales como llagas en la boca o caries.
Tratamiento
Medidas de seguridad y sintomáticas.
Posiblemente, inhibidores de la colinesterasa y memantina.
Las medidas sintomáticas y de seguridad para la enfermedad de Alzheimer son las mismas que las de todas las demencias. Por ejemplo, el medio ambiente debe ser brillante, alegre, y familiar, y debe ser diseñado para reforzar la orientación ejemplo: colocación de grandes relojes y calendarios en la habitación. Deben implementarse medidas para garantizar la seguridad del paciente como sistemas de monitorización de la señal para los pacientes que deambulan.
También es importante la ayuda para los cuidadores, que pueden experimentar estrés significativo. Las enfermeras y los asistentes sociales pueden enseñarles a los cuidadores el mejor modo de cubrir las necesidades del paciente. El personal de asistencia de la salud debe vigilar los síntomas incipientes de estrés y agotamiento del cuidador y, cuando sea necesario, sugerir servicios de apoyo.
Fármacos para tratar la enfermedad de Alzheimer
Los inhibidores de la colinesterasa mejoran modestamente la función cognitiva y la memoria en algunos pacientes. Hay cuatro disponibles. En general, el donepecilo, la rivastigmina y la galantamina son igualmente eficaces, pero la tacrina pocas veces se usa por su hepatotoxicidad.
El donepecilo es un agente de primera línea porque tiene una dosificación de 1 vez al día y es bien tolerado. El tratamiento debe continuarse si los deterioros funcionales son evidentes después de varios meses, pero de otro modo deben ser suspendidos. Los efectos adversos más frecuentes son gastrointestinales como las náuseas y diarreas. Pocas veces ocurren mareos y arritmias cardíacas. Los efectos adversos a menudo pueden ser minimizados si se aumenta la dosis gradualmente.
La memantina, un antagonista del receptor de N-metil-d-aspartato (NMDA), parece mejorarla función cognitiva y la capacidad funcional de los pacientes con enfermedad de Alzheimer de moderada a grave. Para los pacientes con insuficiencia renal, hay que tener cuidado con las dosis altas de este fármaco esta debe ser reducida o debe evitarse. La memantina puede ser utilizada con un inhibidor de la colinesterasa.
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